
Este tren conecta dos ciudades en solo dos horas y ha marcado un hito en el transporte ferroviario de América Latina, ya que destaca por su rapidez y sostenibilidad.
Chile logró un hito que ha marcado un antes y un después en la historia del transporte ferroviario de América Latina. Su enfoque hacia la innovación, el respeto por el medio ambiente y la mejora de las conexiones entre ciudades resultó en la creación de un tren de última generación, capaz de alcanzar velocidades que solo hace unos años parecían impensables en la región.
Mientras otros países aún están en las etapas de planificación o diseño de sus redes de trenes de alta velocidad, Chile ya ha hecho realidad esta ambiciosa visión. El tren más rápido de Sudamérica ya está en funcionamiento, cambiando por completo la forma en que miles de personas se desplazan entre las principales ciudades del país.
Desde el año 2024, viajar en tren de Santiago a Curicó es mucho más rápido, ya que ahora se puede hacer en apenas dos horas y trece minutos. Este recorrido, que antes tomaba casi el doble de tiempo, ahora se realiza a una velocidad comercial de 160 km/h, colocando a Chile como líder en transporte ferroviario en América Latina.
Sin embargo, este tren no solo destaca por su rapidez, sino que también ha impactado en la vida diaria. Los trabajadores regresan más temprano a casa, los turistas se desplazan con mayor facilidad y las empresas logran conectar regiones en mucho menos tiempo. La modernización del sistema ferroviario chileno ya no es solo una obra de infraestructura, sino un claro reflejo de progreso y eficiencia.
La moderna tecnología del tren más rápido de Latinoamérica
Cada vagón del tren chileno fue pensado para ofrecer comodidad y sostenibilidad. Con capacidad para más de 200 pasajeros, las unidades incluyen baños accesibles, una cafetería, pantallas LED con información y espacios especiales para personas con movilidad reducida.
